02 Sep 2019

Vacunación en adultos con enfermedades autoinmunes

La importancia de la prevención.


Los pacientes con enfermedades autoinmunes inflamatorias reumáticas tienen más infecciones debido a la enfermedad y su tratamiento. Por lo tanto, la prevención de infecciones es crucial en el manejo.

La vacunación previene infecciones al inducir y/o aumentar la inmunidad protectora. Esta puede llevar a menos ingresos hospitalarios por infecciones, menos visitas a urgencias y una menor rata de infecciones invasivas.

Hay diferentes tipos de vacunas y estas se deben conocer para poder aplicar las recomendaciones de vacunación. Las vacunas se dividen en:

  1. Inactivadas: difteria, hepatitis A, hepatitis B, Haemophilus influenza b, papiloma virus humano, influenza, meningococo, pertussis, poliomielitis parenteral (subcutánea o muscular), neumococo (polisacárido y conjugado), toxoide tetánico, encefalitis transmitida por garrapatas, fiebre tifoidea parenteral.
  2. Vivas atenuadas: sarampión, paperas, poliomielitis oral, varicela zóster con virus vivo atenuado, fiebre amarilla.

Los principios de vacunación y recomendaciones que debe existir en las personas con enfermedades autoinmunes son los siguientes:

  1. El estatus de vacunación e indicaciones para vacunación adicional se debe evaluar anualmente por el grupo de atención.  La vacunación de influenza y neumococo debe estar actualizada, no hay contraindicación para estas. Otras vacunas no vivas se consideran también seguras y se considera no aumentan complicaciones de la enfermedad.
    • Se debe realizar vacunación contra papiloma virus humano de acuerdo con las recomendaciones para la población general, sobre todo en pacientes con lupus eritematoso sistémico. Se ha demostrado de forma consistente que no tiene una asociación con un aumento de incidencia de nuevas enfermedades autoinmunes luego de su aplicación en mujeres y niñas con enfermedad autoinmune previa.
  2. Se debe explicar el programa de inmunización al paciente para tomar decisiones compartidas y ser aplicadas por el grupo de salud y el paciente.
  3. Las vacunas deben ser aplicadas idealmente en los periodos de remisión de la enfermedad.
  4. Idealmente la vacunación se debe iniciar antes de inmunosupresión planeada, sobre todo en terapia de depleción de células B. Se debe tener en cuenta que el objetivo de esto no es retrasar la inmunosupresión necesaria en casos graves.
  5. Vacunas de virus no vivos se pueden administrar en los pacientes tratados con glucocorticoides y otros inmunosupresores.
  6. Vacunas vivas atenuadas se pueden considerar con precaución en pacientes con enfermedades autoinmunes. La ventana ideal para vacunación con este tipo de vacunas seria 4 semanas antes del inicio de inmunosupresión.
    • Vacunas como triple viral (sarampión, rubéola y paperas) y herpes zóster viva atenuada pueden ser excepciones para considerar por el personal de salud según cada caso.
    • La vacunación con fiebre amarilla está contraindicada en pacientes en tratamiento inmunosupresor.
  7. Las personas que viven con los pacientes deben ser alentados en estar al día o actualizar sus esquemas de vacunación según las guías nacionales, excepto las vacunas de polio oral.
  8. Las vacunas vivas atenuadas deben ser evitadas en los primeros 6 meses de vida de los recién nacidos de madres tratados con biológicos durante la segunda parte del embarazo.

Esta información no pretende reemplazar el juicio clínico del personal de salud tratante. Esperamos esto sea útil para promover una discusión sobre vacunación en enfermedades autoinmunes con el personal de salud tratante y concientizar sobre la importancia de estas para evitar complicaciones, además de tener en cuenta las particularidades de vacunación en personas con enfermedades autoinmunes.

Es importante desmontar mitos a través de la educación y tomando fuentes de información confiables y actualizadas.

Fuente de información: https://ard.bmj.com/content/early/2019/08/29/annrheumdis-2019-215882