04 May 2020

Lupus y el riñón

Una de las complicaciones graves más frecuentes


3 Datos Claves del Lupus y el riñón:

  1. La nefritis lúpica es una de las complicaciones graves más frecuentes.
  2. Hasta el 60% de los pacientes adultos con lupus tendrán este tipo de complicación.
  3. El seguimiento y exámenes frecuentes permiten detectar de forma temprana este tipo de complicación.

El sistema renal incluye 2 riñones, 2 uréteres que conectan cada riñón a la vejiga y la uretra. Este sistema es responsable del mantenimiento del balance de los fluidos corporales, el filtrado de estos para eliminar sustancias tóxicas y de la regulación de hormonas que controlan la presión arterial y el volumen de la sangre.

El lupus eritematoso sistémico es una enfermedad autoinmune crónica que puede comprometer los riñones. Usualmente inflama las nefronas, que son las responsables de filtrar la sangre, y esto se conoce como nefritis lúpica.

La nefritis lúpica es una de las complicaciones graves más frecuentes del lupus eritematoso sistémico. Al causar un malfuncionamiento del riñón, no se pueden eliminar de forma correcta los desechos de la sangre y regular el volumen de la sangre. Por este motivo, se pueden acumular sustancias toxicas en la sangre, aumenta el volumen de la sangre llevando a hinchazón y puede haber alteración en la presión arterial y el funcionamiento de otros órganos.

Sin tratamiento, la nefritis puede llevar a daño renal definitivo e incluso a requerimiento de diálisis.

La nefritis lúpica es más frecuente en los pacientes jóvenes y durante los primeros 5 años de la enfermedad. Hasta un 60% de las personas con lupus eritematoso sistémico, y hasta un 80% de los niños con esta enfermedad, desarrollaran inflamación renal durante su vida. Hasta un 25% podrán tener insuficiencia renal como secuela del compromiso del riñón.

Inicialmente puede haber pocas señales de este compromiso y es por este motivo que el seguimiento estricto es fundamental, para poder detectar de forma temprano los cambios iniciales en los exámenes e iniciar tratamiento temprano. Con esta estrategia es posible obtener mejores resultados con el tratamiento y disminuir el riesgo de diálisis o trasplante de riñón.

Algunos de los signos o síntomas de la nefritis lúpica son el aumento de la presión arterial, hinchazón de las piernas, dificultad para respirar, sangre en la orina y orina espumosa. Siempre se debe estar atento a alguno de estos signos de alarma y obtener una evaluación prioritaria en caso de presentarlos.

Según los resultados de los exámenes y el estado de cada paciente, se realizará una biopsia del riñón para confirmar el diagnóstico, diferenciar de otro tipo de enfermedades del riñón y definir una estrategia de tratamiento.

Usualmente el tratamiento de la nefritis lúpica se basa en glucocorticoides en combinación con inmunosupresores. Durante los primeros 6 meses de tratamiento se utilizan usualmente micofenolato o ciclofosfamidas y, si se logra el objetivo de tratamiento, se buscará una menor dosis de micofenolato para mantener el resultado obtenido o azatioprina. Existen otros medicamentos que pueden ser utilizados en situaciones especiales como la ciclosporina, el tacrolimus o el rituximab.

Adicionalmente, se pueden utilizar medicamentos que también son útiles para el manejo de la presión arterial. Estos, además de evitar el daño por la presión arterial elevada, ayudan a reducir la cantidad de proteínas que se pierden en la orina por la inflamación. Por último, aunque no son suficientes para el tratamiento de la nefritis lúpica, los antimaláricos previenen recaídas y mejoran la respuesta al tratamiento de la nefritis lúpica.

Existen otros problemas relacionados con los riñones en lupus. Por la enfermedad y los medicamentos inmunosupresores hay un mayor riesgo de infecciones renales o urinarias. Medicamentos como los AINE pueden causar daño renal o nefritis intersticial. También puede haber trombosis o vasculitis que pueden estar solas o acompañando una nefritis lúpica.