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¿Qué son los antimaláricos?
Los antimaláricos, o antipalúdicos, son medicamentos que se utilizaban para el tratamiento de la infección conocida como malaria. Durante su uso se notó que en pacientes que sufrían de artritis o lesiones en piel por enfermedades reumáticas sus síntomas mejoraron y por esto se empezaron a utilizar en reumatología.
Los antimaláricos utilizados en reumatología son la hidroxicloroquina y la cloroquina.
Estos se han utilizado en la artritis reumatoide ya que mejoran el dolor, disminuyen la inflamación y pueden prevenir el daño de las articulaciones y discapacidad.
Actualmente se utilizan también en lupus eritematoso sistémico, artritis juvenil, síndrome de Sjögren y otras enfermedades autoinmunes.
Se consideran el estándar de cuidado para los pacientes con lupus eritematoso sistémico ya que disminuyen el riesgo de complicaciones, muerte, infartos, daño renal y la necesidad de esteroides. Por lo anterior, toda persona con lupus eritematoso sistémico debe estar recibiendo un antimalárico a no ser que haya una contraindicación para estos.
Hay múltiples mecanismos propuestos de cómo estos medicamentos controlan las enfermedades reumáticas. En resumen, aparte de un efecto antiinflamatorio, parecen regular las vías de comunicación del sistema de defensas. De esta forma modulan la respuesta inmune pero no causan disminución de la capacidad para combatir gérmenes o sustancias extrañas. Por lo anterior se considera que son unos de los medicamentos más seguros utilizados en reumatología.
Se recomienda tomarlas con el estómago lleno y se debe tener en cuenta que son medicamentos lentos para actuar, por lo que se debe esperar como mínimo 2 a 4 meses antes de notar su beneficio.
La hidroxicloroquina y la cloroquina generalmente son bien tolerados. Los efectos adversos graves son poco frecuentes.
En ocasiones pueden causar náuseas o dolor de estómago, que pueden mejorar con el tiempo. Es poco frecuente, pero pueden causar cambio en la pigmentación de la piel, debilidad muscular o anemia (principalmente en personas con porfiria o con déficit de G6PDH). Estos medicamentos no causan daño renal, aunque no se utilizan generalmente en personas en diálisis ya que dependen del riñón para ser eliminadas.
Es raro las alteraciones visuales por los antimaláricos, estos pueden causar alteración en la percepción del color o disminución de agudeza visual PERO solo cuando se han tomado por muchos años (usualmente más de 10 años) y en dosis muy altas. A las dosis recomendados es raro que se desarrollen estos problemas. Se recomienda un seguimiento por oftalmología durante el primer año de uso y luego repetir cada 1 a 5 años según la necesidad de cada persona. Esta estrategia permite reconocer si hay alguna complicación mucho tiempo antes de que haya síntomas y así retirar el medicamento sin consecuencias para la salud de la persona.
Estos medicamentos se consideran seguros durante el embarazo y la lactancia, por lo que usualmente no se retiran en estas situaciones.
Se considera que estos medicamentos son seguros en caso de vacunación, por lo que no existe contraindicaciones para estas medidas de prevención en personas que estén tomando cloroquina o hidroxicloroquina.
Usualmente no hay contraindicaciones importantes para la combinación con otros medicamentos, pero siempre se debe informar al personal de salud sobre toda la medicación que se está recibiendo. Los antimaláricos mejoran como el cuerpo maneja el azúcar, por lo que se debe vigilar de cerca sus niveles cuando se inician en personas que toman medicamentos para la diabetes.